martes, 19 de abril de 2011

MAGICO Y ANCESTRAL

MAGICO Y ANCESTRAL
La noche hablando con Tom no fue del todo mala, había confirmado que él no era solamente aquella pose de un hombre adicto al sexo.
Tenía corazón y sentimientos, los cuales le habían ayudado a reconfortarme. Me había hecho sentir mejor aunque la ausencia de mi hermana no se me pasaría con unas cuantas palabras de Tom.
Era un vacio en mi pecho que no podía dejar de punzar. Era algo más fuerte que yo, algo que me estaba dominado.
Pronto me di cuenta que eran ya al menos las 4 de la mañana y a mi parecer la ropa de Tom ya tenía que haber estado lista desde mucho tiempo atrás.
--Iré por tu ropa—Le dije
--Bien
Me levante de mi asiento y fui al cuarto de lavado. Abrí la puertita de la secadora y allí estaban: su pantalón extra grande, sus dos camisetas blancas extra grandes también y una más con estampado y de talla extra grande.
Tome aquel bulto de ropa y lo coloque en el cesto que esta a lado del burro de planchar. Puse su pantalón encima del burro, encendí la plancha.
Yo ya me disponía a hacer aquella labor cuando oí aquella dulce y melodiosa voz.
--No es necesario—Dijo
--Si lo es, no puedes ponerte esto todo arrugado—Le aclare.
--Si puedo, no me moriré por usar un pantalón con algunas arrugas—Me tomo la mano—No lo hagas
--Tom, déjame hacerlo ¿Sí?—Lo mire directo a los ojos.
--Está bien—Soltó mi mano—Creo que quiero ver que tan buena ama de casa puedes ser.
--Pues—Comencé a planchar la pierna derecha del pantalón de mezclilla—Te diré que puedo arreglármelas sola. Puedo lavar, planchar y a veces cocino.
--Genial. Yo también cocino—Eso yo ya lo sabía—Puedo hacer waffles y otras cosas más.
--¡Qué bueno Tom!—Le sonreí—Me imagino que te haces waffles muy seguido ¿No?
--Pues, si me encantan. Son deliciosos—Comenzó a hablar y haciendo gestos y ademanes con las manos—Me encantan son suaves, deliciosos, esponjosos y saben mejor cuando les—Sabia lo que iba a decir así que me lo repetí en la mente—pones ese polvito blanco encima y frutas rojas. Son realmente sabrosos.
--¿Te refieres al azúcar glass?—Pregunte inocentemente, aunque yo ya sabía que se refería a ello, solamente quería ver la expresión de su rostro.
--Si a esa misma—Sonrió—Gracias
--Si, de nada. El azúcar glass les da un toque muy especial—Seguí peleándome con las arrugas de su pantalón—Sabe… más dulce y es indescriptible.
--Exacto, lo único que sabemos es que son deliciosos—Rio
--Estamos de acuerdo en eso Tom—Le guiñe un ojo
Tom se acerco a mí.
--Creo que el pantalón ya está bien—Tomo mi mano—Esta bien planchado. Deja de hacer esto.
--No Tom—Me resistí a que me quitara el pantalón de las manos—No lo está aun.
--Jeanicht si lo está solo déjalo ya—Insistió
--Tom por favor—Le lancé una mirada furtiva
--Tengo una idea—Menciono
--¿Cuál?—Le dije
--Que los dos planchemos el pantalón—Sonrió de una forma que me enterneció—Y así ni tu ni yo
--Bueno—Accedí
Tom se paro detrás de mí en bóxers, sobrepuso su mano derecha encima de la mía, casi entrelaza sus dedos con los míos y comenzó a planchar junto conmigo. Aunque él no estuviese agarrando la plancha seguía el movimiento de mi brazo con el suyo.
Mientras yo hacia el movimiento de vaivén con mi brazo tratando de planchar aquel pantalón extra grande, no pude evitar mirar los hercúleos brazos de Tom. Y pensar en el hecho que su aliento mojaba cada poro de mi cuello. Y aunque su ropa estaba recién lavada olían tanto a él que la habitación entera estaba impregnada de su esencia
Las manos de Tom se aferraban a la mía. Era mágico un sueño hecho verdad. La piel de Tom se movía por toda mi mano y sus dedos se volvían uno mismo con los míos.
Moví mi pie izquierdo un paso a la izquierda y se patino. Me iba a caer. En cuestión de micras de segundos Tom me tomo por la cintura con su brazo libre tan fuerte que logro mantenerme de pie.
--¿Estás Bien?—Pregunto muy cerca de mi oído
--Si—susurre
Deberás estaba bien. Tom aun seguía sosteniéndome fuertemente
--¿No te lastimaste?—Busco mi rostro
--No—Voltee la cara hacia un lado, evitando que él me viera—Estoy bien, gracias.
Su brazo seguía manteniéndome de pie. De no ser por el ahora estaría escupiendo varias de mis piezas dentales en el piso, con la boca bañada en sangre. Y aun así que no me había pasado absolutamente nada, me sentía desmallar, quizá por el susto pero de que sentía que el piso se movía, como un juego de atracción en un parque de diversiones.
--Tom—Dije con debilidad
--¿Sí?—No se despego de mí
--Me siento mareada—Intente mantener los ojos abiertos—Creo que…
Tom no me dejo terminar la frase cuando ya me había cargado, se dirigía a la sala. Busco una vez más mi rostro con su mirada seductora y esta vez lo logro, sus ojos me daban calor, confianza y sus brazos seguridad. Me deje perder en sus brazos, y sin hacer por un lado que el mareo y que la tierra misma iba a una velocidad vertiginosa en dirección opuesta a la mía pude evitar perderme en sus ojos color miel. En su voz y en su olor.
Tom me dejo recostada en el sillón, me miro una vez más. Jugueteo un poco con mi cabello y después me perdí en la negrura.
En mi delirio y en aquella dimensión desconocida sin luz y sin indicios de que alguien más estuviese allí no pude evitar pensar en aquella pequeña e indefensa niña que era mi hermana. Lo que ella estaría pasando ahora mismo. Me aterraba la idea de que en este camino tan difícil ella no me acompañase con su alegre personalidad.
En aquel espacio negro, al final del camino había una luz blanca, me acerque hasta ella lo más rápido que pude y allí estaba. Mi hermana estaba allí parada inmóvil con el rostro inexpresivo, petrificada. Parecía un maniquí, una marioneta, una sombra nada más.
La llamé
--¡Diana!—Sentí que el corazón me latía rápido— ¡Diana!
Ella no contesto, solamente levanto el mentón, como si estuviese mirándome sobre su hombro, algo así como si yo fuese poca cosa.
--¡Hey hermana aquí!—Le dije
--Tus mentiras. Tus falsedades. ¡Solo me usaste!—Me grito aquello de una forma que me estaba lacerando en lo más profundo del alma, del corazón y de todo lo que significaba lo necesario para que yo continuase viviendo.
Y de un momento a otro comencé a gritar histéricamente y a llorar de una forma incontrolable, le grite hasta el cansancio. Quería que ella volviera y que me explicase aquellas palabras mortales.
Comenzaba a faltarme el aire, y sentía que en un abrir y cerrar de ojos mi corazón dejaría de latir.
Abrí los ojos y me erguí. Allí estaba Tom, mirándome con cara de pánico. Y justo a su lado estaba mi hermana, llena de lodo y toda empapada.
--¡Diana!—Trate de alcanzarla
Era un sueño. Aun lo era, sentí que me zangoloteaban de nuevo.
--Jeanicht—Era la voz de él—Despierta, Despierta.
Aquel movimiento rudo hizo que yo abriese los ojos a los cuales se les desbordaban las lágrimas a mares, y en mi pecho sentía una enorme carga que me ahogaba. No podía resistir aquel sueño. ¿Y si es verdad? Aquella pregunta taladraba mi cabeza, lacerándome. Era un mero reflejo para mí mirar al techo y dejar que las lagrimas escurrieran hasta que cesaran, pero jamás lo hicieron, entre mas pensaba y respiraba no podía evitar dejar de repetir el nombre de mi hermana y preguntar dónde estaba ella.
Era tanta mi tristeza que comencé a decir plegarias sin dejar de mirar al techo.
Tom me tomo por un brazo, no aplico mucha fuerza. Creo yo que hizo aquello para darme una señal que me apoyaba.
--Beruhigen—Dijo el
Yo a decir verdad no supe que dijo, pero logro captar mi atención y que lo mirara en lugar del techo.
Me arroje en sus brazos, necesitaba tanto que me abrazaran y que me hicieran sentir mejor. Que me dijeran que mi hermana regresaría con bien, que no había de que preocuparse. Lo necesitaba tanto.
Ahora estaba como al principio, llorando por mi hermana en brazos de Tom. Era sensible en este momento. Tenía las defensas bajas.
--Muñeca veras que ella regresara—Me dijo mientras me estrujaba en sus fuertes brazos
--Es que…ella no desaparece así—Hundí mi cabeza en su cuello
--¿Qué paso entonces?—Pregunto— ¿Hubo alguna pelea entre ustedes?
--No—Le dije la verdad.
--¿Estaba enojada entonces?—Inquirió
--No… solo estaba rara cuando se despertó—Recordé mientras me aferraba a su cuello
--Rara… ¿En qué sentido?—Colocó sus manos en mi espalda—Explícate
--Bueno—Comencé a relatarle—Ella estaba dormida y yo estaba aquí contigo, después comenzó a gritar y subí a ver qué pasaba. Ella estaba como petrificada del susto, me grito una vez más en la cara le di un bofetón y ella salió corriendo de aquí. Oh y te grito a ti también.
--Si, recuerdo que me grito y salió de aquí—Inhalo profundo y continuo hablando—Pero, ¿No te dijo nada más?
--No
--Extraño, muy extraño—Aguanto la respiración, lo pude sentir— ¿Y es por eso que estas así?
--Si—Me puse nerviosa, porque en sí estaba mal por culpa de él y por la desaparición de mi hermana—Por eso.
--¿No hay otra cosa?—Dijo
--No—Conteste lo más tranquila que pude, aunque estaba nerviosa
--Bien—Gruño
Abracé mas fuerte a Tom y al parecer no me había percatado antes que él ya traía puesta la ropa que yo le había lavado, y estaba perfectamente bien planchada. Quizá el había hecho de las suyas y termino de arreglar su ropa mientras yo estaba allí tendida en el sofá.
Mi estomago gruño.
--Tienes hambre—Soltó una risilla delicada al aire.
--Parece que sí—Admití— ¿Tú no tienes hambre?
--Si, si tengo—Contesto divertido—Pero creo que no tanta como la tuya. Creo que debo alejarme de ti
--¿Porqué?—Pregunte en un tono casi histérico.
--Tengo miedo que del hambre que tienes me comas—Rio jubiloso
No pude evitar reírme de aquel chiste. Así era Tom, alegre y bromista. No se le iba una.
--Pues ahora que lo dices, te ves bastante apetecible—Le ronronee en el oído.
--¡Oh! Lo sé muñeca—Comenzó a hablar en un tono diferente—Muchas chicas mueren por estar en tu lugar ahora.
Como había dicho antes. Este es Tom. Un ególatra bastante encantador y divertido.
--¿Ah sí?—Le dije en tono sarcástico—Pues que lastima, porque yo tengo hambre y eres lo único comestible aquí. Quizá te acompañe con azúcar glass.
--¿Y me comerás delicadamente?—Se estaba burlando—Porque soy delicioso, deberías disfrutarme lentamente.
--¡Claro!—Me reí—Te saboreare a cada segundo
No pude controlarme y de nuevo solté la carcajada limpia. Tom era una persona que podía hacer reír a cualquiera con alguna de sus ocurrencias.
Mi estomago gruño de nuevo.
--Creo que va enserio eso de comerme ¿Ah?—Se quedo impávido
--Pues… al parecer si—Le dije
--Tendrás que comer algo a parte de mí—Sonrió—Porque yo soy más como para disfrutarse en la noche, no como desayuno.
--Claro—Reí—Un postre ¿No?
--Exacto—Esbozo una sonrisa de oreja a oreja
Mi estomago parecía fiera desatada y volvió a gruñir, esta vez como un león.
--Tendré que engullir un plato de cereal—Comente
--Tendremos—Dijo
--Bien—Le abracé un poco más fuerte, como si me estuviese despidiendo de su cuerpo—Tendremos que ir a la cocina
--Si
Tom no gimió ni trato de deshacer mi abrazo. No le molestaba al parecer.
Me levante después de un momento aferrada a mi sueño hecho realidad. Las rodillas me dolían un poco aunque Tom fue el que soporto todo mi peso mientras yo estaba allí hincada aferrada a él. Limpie las lagrimas que tenía en el rostro, pero me hacía falta una. Tom se encargo de ella y la removió de mi piel con su dedo pulgar. Y a la luz del sol que entraba apenas por la ventana sus ojos tenían un resplandor maravilloso y el color de su iris parecía más dulce que nunca.
--Gracias—susurre al aire
El no dijo nada, solo se levanto y camino detrás de mi camino a la cocina.
--Aguarda—Dijo—Tu cocina no tiene nada más que comida de dieta.
--¡Maldita sea!—Me dije a mis adentros
Pensé en algo rápido para zafarme de este problema.
--Pues, mira podemos comer aquí un plato de cereal y que te parece si después…
No me dejo terminar una vez más la frase.
--Cereal está bien—Mostro su dentadura blanca
--¿Seguro?—Inquirí
--Vamos muñeca no soy tan delicado—Enarcó una ceja—Puedo comer cereal, no voy a morir
--Está bien—Accedí
Me dirigí a la alacena de mi hermana y de allí saque el cereal “Choco Krispis” que le gustaba, aunque a decir verdad todo lo que tuviese azúcar a ella le encantaba. Tenía allí dentro a veces, Corn Pops, Cereal Nesquik, Special K y demás cosas. De otra puertilla del mueble saque dos platos y cuatro vasos.
Coloque todo lo que traía en las manos en la mesa y del refrigerador saque la leche y algunas fresas que estaban allí.
Me senté justo en frente de Tom, lo miré por un momento y recordé que me hacían falta dos cucharas y el jugo de naranja.
Una vez más me levante y fui por lo que me hacía falta, regrese a mi asiento.
--Bien nuestro buffete está servido—Le informe
--Esto es de clase mundial—Contesto
--Lo sé—Estaba siendo sarcástica—Este menú no lo tienen en los hoteles Hilton ¿sabes?
--Me imagino—Me estaba siguiendo el juego—Este menú tan exótico nunca lo había visto y es la primera vez que lo probare, muero por hacerlo
--Pues adelante, deléitate con este manjar—Aguante la risa.
--Muchas gracias, se me está haciendo agua la boca—Se puso serio, pero estaba oprimiendo aquella risa tan melódica
Tom tomo la caja de cereal y se sirvió en un plato. Hizo lo mismo con la leche y tomo una cuchara.
--¿Gustas una bebida exótica que es extraña en el mundo y que solamente existe en este país?—Le pregunte.
--Claro—Dijo
Tomé el cartón de jugo y le serví en un vaso.
--Mira esta bebida es muy fuerte, si sientes que te quema solo deja de beberlo ¿Ok?—Le informe con el rostro muy serio.
--Ok—Tomo el vaso—Espero no embriagarme tan temprano
--No, no es una bebida alcohólica—Espere a ver la expresión de su rostro.
Tom bebió del vaso y se quedo inmóvil.
--Sabes es lo mas delicioso que he probado—Estaba yendo bien el hilo de aquella farsa entre ambos—Y es genial, por cada lugar del mundo al que valla platicare de esta exótica bebida, pero ¿Cómo se llama?
Pensé un momento.
--Se llama… Jugovski de Naranja—Era un chiste bastante malo lo sabía, pero me la estaba pasando bastante bien—Es exclusivamente de este país.
--Claro, claro—No puedo aguantar más y se rio.
Yo me dedique a ver como reía era encantador. Porque cuando se ríe entre cierra los ojos y sus dientes se miran tan hermosos y sus mejillas y todo su rostro se veía simplemente mágico y ancestral.
Era como caminar entre las nubes, en un sueño hecho realidad, el sueño por el cual todas las noches las pasaba en vela, y la razón de mis miles de suspiros, la razón por la cual siempre me había reservado de tener novios, Tom se había convertido en mi vida entera y ahora estaba enfrente de mí, hablaba con él, respiraba cerca de él, pude tocar su piel.
Como ya había dicho antes era inimaginable que yo estuviera viviendo esto, era tan especial, que si por azares del destino yo llegase a tener una familia a todas las generaciones les contaría el día en que conocí a Tom y que fue lo que viví con él.
Escribiría mis memorias y la mayoría serian por él y para él.
Quizá me este escuchando demasiado romántica y demás pero solo Tom lograba sacar eso de mí. Y estaba de acuerdo entre mi hermana y yo la más romántica y soñadora era Diana no yo. Pero había algo en él que me hacía cambiar, quererle bajar el cielo y las estrellas. Era Mágico. Solo eso.

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