domingo, 6 de marzo de 2011

EN LA OBSCURIDAD

EN LA OBSCURIDAD.
Pronto me di cuenta que no necesitaba hacer las compras en ese mismo instante. Podían esperar, además eran las diez de la mañana, me daría mucha pereza caminar por los pasillos con cara de sueño y fastidio.
Preferí regresar a casa y tomar una siesta. No importaba si no atendía al mayor de los hermanos Kaulitz, para eso estaba Jeanette.
Y por si fuera poco, no me agradaba mucho la idea que él se bebiera mi agua. Por muy famoso que este fuera.
Entre por la puerta de la cual había salido hacia unos minutos ya. Y subí por las escaleras con mucho pesar. Ojala existiera un ascensor en mi casa para no tener que mover las piernas. Pero no lo había así que a caminar se ha dicho.
Llegando a mi cuarto me deje caer encima de la cama como un costal de papas. Y me deje llevar por la dulce comodidad de esta.
Arrullada en las nubes me sentía, mi colchón era como un pedazo de cielo. Y mi almohada un esponjoso y mullido pedacito de nube que sostenía mi cabeza.
Ahora solamente me dedique a relajar cada uno de mis músculos y cerré mis ojos. Pronto me encontraba en mis sueños. Era de noche, no sabía a ciencia cierta en donde me encontraba pero hacia mucho frio para mí, el aire me calaba hasta la médula y lo más irracional de mi estancia en ese país que ni siquiera había visitado, era que estaba sola a mí parecer, era de noche y enfrente de mí estaba él. Ese varón alto, de tez blanca y con esos ojos casi negros que me veían con esa hostilidad que los caracterizaba en cada uno de mis sueños tanto despierta como dormida.
Este levanto su mentón como si estuviese retándome a algo. Lo mire con terror y él me sostenía la mirada, se me acerco de forma inesperada y fue allí cuando repentinamente abrí los ojos. Creo haber gritado. No lo recordaba bien.
Respiraba con dificultad y mi corazón latía con fuerza. Tenía miedo de aquel personaje, pero a la vez me causaba interés saber más de él. Se estaba convirtiendo en mi compañía constante, incluso más que Jeanette. ¿Por qué mas que ella? .Quizá porque él estaba en cada recoveco, en cada pequeño espacio y en mis sueños. Torturándome con sus ojos, con su indiferencia. Me estaba matando en silencio.
Sentía que el aire me faltaba, que había una presión sobre mi pecho que me estaba aplastando. Grité una vez más, esto parecía una pesadilla de un Thriller de Hollywood. Tuve la necesidad de gritar más fuerte y hasta de llorar. Me estaba desesperando de esta horrible sensación de ser pisada como bicho.
Grité lo más fuerte que pude y fue allí cuando Jeanette entro por la puerta con una cara de pánico que no se la había visto jamás. Estaba totalmente histérica y se le había ido todo el color de la cara. Estaba totalmente pálida y por si fuera poco se me acercó me tomo con sus manos y me agito, para despabilarme. No quisiera saber el aspecto que mi cara tenia para que ella se pusiera así.
Creo que se espanto más ahorita que en el incidente con el tráiler el día del concierto. Me gritaba una y otra vez “¡Diana reacciona, por favor!” , me zarandeaba con cada grito y estos iban en aumento de fuerza conforme las repeticiones.
Ella llegó a la desesperación y me dio una bofetada. Que me dolió más que sentir que me asfixiaba.
Pude despabilarme un poco, pero no del todo. Él estaba dentro de mi cabeza, taladrándome con su mirada, con su desprecio y retándome. Me atraía el peligro que significaba que el estuviese en mis sueños, que me sedujera con ese repudio por mí. Era tan paradigmático, tan irresistible, y era tan automático para mí seguirlo.
Estaba cayendo en las redes de un personaje creado por mi mente. No era ni de un libro, ni de una película ni de otra fuente existente que los demás pudiesen ver. Era un producto creado por mi mente, que me estaba haciendo caer, un demonio que a la vez era un ángel y que sabía mis debilidades y mis temores, que me estaba haciendo tirar las murallas de protección que había construido. Estaba bajando mi guardia ante él. Era un Freddy con rostro de Gabriel.
Él parecía emergido de mi infierno personal, eso era lo que me asustaba, claro sin hacer por un lado que yo perdiese la cordura y me internaran en un sanatorio mental, eso también me causaba pavor. No mentiré me aterraba.
Mire hacía a la nada, no estaba segura de poder ver a los ojos a mi hermana, para poder explicarle que era lo que me estaba pasando. Así que levante de un solo salto y salí de la habitación para dirigirme a el recibidor tenía que salir de allí a como diera lugar. Claro le debía una explicación a Jeanette y se la daría, claro que sí. Pero no sería en ese preciso momento seria cuando yo estuviera segura de lo que me estaba pasando, que lo asimilara y que ella me pudiera creer, por qué una cosa es que te encuentres a Tom Kaulitz y otra es que un ser desconocido que vive en tu mente te este aterrorizando cuando menos lo esperas.
¿Cuál de las dos se escucha más cuerda? .Obvio la de Tom, por eso también tenía miedo de decirle aquello a ella. Tenía miedo de repetírmelo a mí misma en voz alta y en mis pensamientos.
Pase por enfrente de Tom y él me miro con cara de sorpresa y fue allí cuando vi similitud en sus ojos con los de mi atacante… eso me hizo gritar de nuevo y salir corriendo de mi casa y llegar hasta donde el aire en mis pulmones y mis piernas me lo permitiesen.

Logré llegar a la esquina y me desplome como cuando kilos de dinamita hacen que se deshagan los cimientos de un edificio y cae en segundos. Así mismo caí al piso, únicamente por puro reflejo puse las manos e impedí golpearme el rostro.
Fue allí cuando miles de cosas me estaban golpeando, como balas. Sus ojos… estaban destruyendo cada neurona, cada dendrita, cada célula de mi cabeza.
Necesitaba ayuda urgentemente, pero no podía ir a mi casa. No podía era un manicomio, una tortura estar encerrada en mi infierno.
Quería aire, respirar y dejar de pensar. Algo imposible, pero debía encontrarlo, porque de no ser así explotaría.
Perdería la poca cordura que me quedaba… y perdería al ser que más amo por mis ataques y por aislarme.
A este paso terminaría siendo una loca asesina en serie. No había pasado ni un día y yo ya estaba perdida por ese tipo. Se notaba lo débil de mente que era, se notaba que era más vulnerable que un recién nacido y que a cualquier provocación caía en las redes de quien fuera.
Lo sé, era tremendamente patético y daba pena ajena, pero así era. Yo era un blanco fácil y sensible a cualquier cosa… de verdad cualquiera.
Mi personalidad me afectaba a cada paso de la vida, era muy difícil andar por la vida pensando en que la gente es buena y que no me haría daño.
¡Pero qué equivocada estaba! Hasta yo misma me estaba hiriendo, buscando amor en una ilusión, buscándolo en mi misma.
Definitivamente la autoestima no era lo mío. Mi autoestima estaba en el núcleo de la tierra, y estaba, más necesitada de amor de pareja que nada.
Me senté la banqueta con la cabeza entre las piernas, llorando, atosigada y mojada, porque seguía lloviendo.
Chorros de agua caían en la cortina de mi cabello, mis pies estaban inundados y mis zapatos también. La tormenta había empeorado y parecía diluvio. Tuve que sentarme en el jardín de los Portman. Y seguir con mi debate interno.
Los problemas iban creciendo y se arremolinaban en mi cabeza. Y esto era una viva prueba de que aun no lograba superar la decepción amorosa de Javier. Claro él ya estaba más que olvidado, pero la herida allí seguía, punzante y lacerándome junto con este nuevo personaje, que me estaba volviendo absolutamente loca.
Loca de verdad.

Diana tuvo una reacción muy rara cuando vio a Tom en su casa, y fue peor cuando observo como este se bebía gustosamente su agua… de marca. Al parecer le disgusto, pero ¿Qué podía hacer yo?, digo Tom moría de sed, ni modo que lo dejara así.
Y ella… era mi hermana. Me estaba poniendo entra la espada y la pared, esta extraña actitud de diana.
En mi cabeza había millones de voces gritándome: “Quítale el agua”, “No, no le quites nada es Tom”, “Ella es tu hermana”, “Decide, decide, decide”.
Estaba volviéndome loca, no sabía cual hacerle caso. Por un lado él se estaba muriendo de sed y por el otro ella estaba tomando una postura bastante fastidiosa.
Nada le costaba dejarle una simple botellita de agua, ni que se le fuese a acabar el mundo por eso. No era la última botella, ni la última ración de agua.
Así que opte por no decir nada y seguir hablando con Tom. Ella frunció el ceño molesta, cerró la puerta de una patada y subió la escalera, iracunda rumbo a su habitación.
Diana me preocupaba, era… una niña realmente, a veces berrinchuda, muy tierna y cursi en exceso. No quería que pensara algo que no era. Tenía que hablar con ella, ¿Pero después de que la visita se fuera o en este preciso instante? . Una decisión difícil a decir verdad, pero es que… que mas daba esperar unas horas más. A fin de cuentas este sueño con Tom acababa cuando él se fuera.

Era frustrante… ¿Por qué tenía que pasarme esto a mí? .Digo si en mi destino estaba conocer a Tom, porque se empeñaba en quitármelo así de tajo. No era nada justo. Ni sano para mí.
Si ya me dolía el corazón con esto. Con sus palabras me había terminado de matar. Y matar enserio, porque una cosa es crearte una ilusión con tu artista favorito y otra cosa es hacerte esas ilusiones con alguien que ya conoces.
Esto me dolía… y mucho.
Hería saber que esto se esfumaría. Que tener a Tom ahora mismo, era como estar en el mismo desierto y ver un espejismo y tratas de tocarla y se desvanece ante tus ojos.
Tom desaparecería en cuestión de días, lo único que lo ataba a mí era esa estúpida camioneta. Ojala la hubiese destrozado. Así el compromiso lo ataría más a mí. Aunque fuese una semana, lo disfrutaría.
Pero no. Dios no cumple antojos y me estaba quitando al amor de mi vida.
Y era como si me estuviese quitando el mismísimo oxígeno, la sangre y los órganos internos, terminaría por matarme en segundos.
Matarme de verdad. Y esta vez no tendría a mi hermana, ella estaba molesta conmigo ó algo por el estilo.
Me he roto el brazo, me he caído, me he hecho heridas, he perdido parientes y nada me duele más que esto.
Me duele que mi sueño se irá como cuando abres los ojos en un sueño lindo, me duele que mi hermana se haya enojado conmigo, me duele toda esta situación y me duele tanto que siento que en cualquier momento comenzaré a llorar y terminare por morir de la tristeza.
Terminaré por quererme morir, como cuando se pierden las ganas de seguir.
Ensimismada en mis pensamientos y en mis penas a lo lejos logré escuchar un grito. Era diana definitivamente, era ella… se oía con miedo.
Se me erizaron los vellos de todo el cuerpo. Por inercia me pare de un solo tirón y corrí hasta las escaleras, fue allí cuando Tom me pregunto el porqué de mi reacción.
--¿A dónde vas?—Me pregunto con inusual interés
--¡A ver a mi hermana!—Le grite
--¿Es tu hermana?—Inquirió, preocupado
--Si… ¿hay algún problema?—Le cuestioné
--No, ninguno—Admitió
Entonces subí despavorida hasta su cuarto, no me importo que yo no tuviese la condición física para hacerlo, solo subí. Ella me era de mucha importancia en la vida y no podía dejarla sola… de nuevo.
Cuando abrí la puerta allí estaba ella sentada con una cara de terror, como si hubiese visto a un muerto.
No reaccionaba, creo que no respiraba tampoco. Me estaba asustando así que me senté en la cama y comencé a zarandearla para ver si así regresaba en sí.
Ella seguía gritando, estaba en shock, ni siquiera me estaba viendo a los ojos, las lágrimas se desbordaban por sus ojos y seguía gritando.
Definitivamente algo andaba mal así que me vi en la necesidad de darle un tremendo guantazo en la mejilla para que despertara.
Ella se sobo el lugar donde recibió el impacto y se paró inmediatamente para salir corriendo por la misma puerta de la que yo había entrado.
La seguí tan rápido como pude y cuando ella vio a Tom emitió un grito de pavor que me cimbró desde el interior hasta erizarme cada vello existente en mi cuerpo. Y salió de la casa.
Tom inmediatamente se paro detrás de mí.
--¿Hey, esa no era tu hermana?—Pregunto algo preocupado a mi parecer.
--Si—Fue lo único que pude decir, estaba en shock.
--¿Estás bien?—No tubo tacto alguno en preguntarme.
--No—Le lancé una mirada furtiva—Y no es de tu interés. ¿Sabes?
--Eh… lo sé—Hizo un gesto de despreocupación—Bueno no. ¡Bah¡ Olvídalo. Estábamos en tu preciosidad abollada.
--Si… si—Mis ojos comenzaron a llenarse de lagrimas—Este… si en eso.
--Jean…Jean—Intentó pronunciar mi nombre en vano—Tú no estás lo que yo considero “bien” — ¿Por qué lloras?, vamos sé que he de ser un sueño, ¿Pero porqué llorar?
--No es por ti. Ya te dije no eres lo suficientemente importante para mí como para llorar—Eso le dolería seguramente, pero no estaba de ánimo para reñir con él--Y no es de tu incumbencia, sigamos hablando de números.
--Lo que tu digas muñeca--Puso cara de fastidio--¿Eres así todo el tiempo?
--Si no te parece, la puerta está bien ancha para que salgas por allí—Le señale.
--¿Me estas corriendo acaso? ¿A mí?—Se indigno al parecer— ¿A Tom Kaulitz?—Se acercó a mí —¿Al único que puede arreglar tu camioneta jodida? ¿A mí?—Fueron apareciendo gestos de molestia en su rostro—Pero es que… ¡Tú estás loca! ¿Que no me ves? ¿Tienes algo en los ojos?—Manoteaba sin cesar— ¡Mírame joder! ¡Soy Tom Kaulitz! ¡No sé qué hago aquí, bien pude haberte dado un maldito fajo de billetes para que como apareciste de rápido de igual manera hubieras desaparecido de mi vista! Pero no, soy tan bondadoso que decidí tratarlo en persona contigo—Se acerco una vez más a mí peligrosamente— ¿Y así me pagas?
--¿Sabes qué? Mejor mañana arreglamos esto—Le indiqué tratando de contener las lagrimas mirando hacia el techo—Tu chofer bien sabe como regresar al hotel y como venir aquí, dile que te lleve este no es momento para hablar de finanzas y soportar tu ego.
--Muñeca, yo no… yo no quise alzarte la voz—Puso cara de niño regañado—Yo… yo lo siento.
--Adiós, nos vemos mañana—Lo empujé débilmente hacia la puerta y después de esto subí las escaleras lo más rápido que mis piernas me lo permitían hasta la habitación de mi hermana. Ya allí podría sentirme más miserable de lo que ya me era.
--¡Bien Tom muy bien la has hecho llorar más, mierda! ¡Pero no sé a qué hora mañana estaré disponible, tenemos conferencia de prensa y, jean! ¡Espera!—Grito desde afuera de la casa.
No hubo respuesta alguna de mi parte. Solo un pequeño grillito con su música respondió.
--¡Jean! es sobre la hora en la que puedo venir—Siguió gritando— ¿Serias tan linda de asomarte por la ventana siquiera?
¿Cómo resistirme a esa petición tan amable?, me asome por la venta con la cara hecha un fiasco de lagrimas y el maquillaje todo corrido aunque no era mucho. Pero seguramente ahora lucia horripilante
--Dime—Conteste sin ganas
--Mañana tenemos conferencia de prensa los chicos y yo. Mañana te envío un sms para avisarte más o menos cuando estaré aquí. Es que el que se sabe los horarios es mi hermano no yo—Rio— ¿Muñeca, sigues llorando?
--No—Obviamente fue un sarcasmo—Solo me enjuago los ojos de adentro para afuera. Yo no lloro.
--¿Sabes? tienes un poco de sarcasmo en los labios, déjame entrar, ¡Vamos! Prometo ser un buen Tom
¿Debía dejarlo entrar? En este momento era vulnerable... pero necesitaba de un hombro en donde llorar.
--Bien… adelante—Le grité
Tom entro a la casa.
--¿Jean Puedo subir?—Gritó
--Si—Grite desde el cuarto de hermana, apretando contra mi pecho una foto de ambas cuando éramos más jóvenes
Pude oír desde mi ubicación como Tom subía las escaleras y entro a la habitación donde yo estaba.
--¿Jean?—Me llamo.
Me di vuelta al oír su voz y no pude evitar correr hasta él y abrazarlo hecha un mar de lagrimas
--Tom—Llore aun más.
--Tranquila…--Contesto al parecer condescendiente, y correspondiendo a mí abrazo—Me pasa lo mismo con mi hermano, se enoja y se va y regresa en la noche con unas copas de más—Rió—Ok no, creo que ese soy yo. Pero el punto es que a todos nos pasa igual.
--Tu no entiendes…--Comencé a hablar conmigo misma y con Tom al mismo tiempo—Ella no es así… algo pasa, lo sé. Y además no creo que tu hermano sea como mi hermana, así que no compares. Esto es difícil—Me pegué más a su cuerpo, su esencia era como la luz para las moscas, me atraía.
--¿Algo como qué?—Comenzó a pasar su mano sobre mi espalda, simulando un masaje—Sea lo que sea ya te lo dirá Jean. No forjes las cosas, si lo haces las cosas no salen bien y si algo pasa tu hermana ya te lo dirá cuando se sienta segura de hacerlo.
--En eso hay algo de razón. Pero ella siempre... me dice lo que pasa por muy malo que sea. Y no es solo eso hay otras cosas más que me atormentan--Hundí la cabeza en su ropa, tenía que almacenar lo más posible de su aroma en mi cabeza, no quería olvidar la esencia de Tom por el resto de mi vida. Esto quedaría para la posteridad y además tenía que grabar bien en mi cabeza como masajeaba mi espalda... sentía una corriente eléctrica en mi cuerpo cada vez que él lo hacia
--¿Más aun? piensa en algo más, creo que es mucho castigo para ti por hoy—Continuo reconfortándome.
--Si que lo es... --recalque aquello, creo que era momento de quitarme de encima de él, pero no quería deseaba estar así para siempre, le abrace con menos fuerza, pero mis pensamientos me traicionaron y de nuevo llore, ahora por la nostalgia de perderlo así que lo comencé a soltar.
--Vamos no llores mas muñeca, cuando yo me sentía triste de más pequeño pensaba en algo, cualquier cosa, veamos dime lo primero que se te venga a la mente, y no es válido pensar.
No podía decirle “Tú Tom. Tú” así que pensé un poquito.
--Trenzas—Le dije.
--Trenzas—Rio—Bien ahora arma una pequeña historia con esa palabra.
Tom no sabía en la que se estaba metiendo… caray que dilema
--Emm… no se me ocurre nada—Dije
--Intenta—Insistió
Tom me abrazó un poco más fuerte.
--Un día unas trenzas... querían... no se emm... vivir felices en una cabeza que realmente las quisiera por lo que eran y no encontraban esa cabeza hasta que un día la conocieron y fueron felices y fin--Pero que pésima historia.... sentí como sus fuertes brazos me aferraban a él. Eso me gustaba me daba más oportunidad de sentirlo por más tiempo.
--¿Lo ves? pensaste en las trenzas y como hacer la historia y dejaste de pensar en lo otro que te atormentaba, intenta hacerlo más seguido—Rio a carcajada limpia.
Hui si supiera que esas trenzas son el…
--Tratare—Intente despegarme un poquito, seguramente se sentía asfixiado con mi abrazo.
--¿Jean te lastimo o algo así?—Inquirió preocupado
--No—Trague saliva nerviosa, ¿Acaso Tom se estaría hartando?--¿Por qué?
--Es que como te estabas despegando de mí pensé…
--No, no me lastimas en lo más mínimo.
Por dios le gustaba que lo estuviera abrazando eso me hacia feliz, me dije a mi misma.
--No llores más. ¿Vale muñeca?—Declaro muy seguro de sí.
--Ok—Admití
Era tanta mi felicidad que sentí que el piso se me movía. Me desplome, no solo por esa alegría y por tener tan cerca a Tom. No había desayunado bien eso ayudo a mi desmayo repentino.
--¡Jean, Jean reacciona!—Me zarandeó un poco.
Este desmayo me venía de lo más perfecto... estaría en los brazos de Tom por un tiempo a menos que se le ocurriera tenderme en la cama y allí esperar hasta que yo despertase
--Jean… ¿Estás viva?—Me zarandeo—Jean si me escuchas, ahora vengo iré a decirle a mi chofer que me quedo aquí.
Yo seguía allí tirada a mi suerte en la cama, totalmente perdida en una dimensión desconocida. Lo único que podía mantener en mi cabeza era Tom. El hecho que estuviese conmigo, que no era una ilusión. Que esto era real. Era lo único que podía realmente tener vigente en mi cabeza y que no quería salir de allí.
Sentí de nuevo un zangoloteo en mi cuerpo, seguramente era Tom tratando de despertarme de nuevo.
--¡Jean, vamos despierta!—Me gritaba
Aun me encontraba perdida en la inmensidad, pero comenzaba a sentir como mi cuerpo reaccionaba ante la piel de Tom. Sabía que era un hombre imponente, pero mi cuerpo estaba teniendo efectos ante su presencia, los cuales no podía ocultar.
Me sentía como si estuviese desde hace un rato en una licuadora, algo así como si viviera en una licuadora y yo estuviese en un recipiente para Martini, la cual es lo que la licuadora está tratando de deshacer en modo frappe. En resumen esto era peor que un terremoto, quizá más fuerte que el mismísimo terremoto del ochenta y cinco en México.
Un último zarandeo, por parte de mi inquilino, pero con más fuerza logro hacerme regresar en sí.
--¿Qué…qué…qué pasó?—Pregunte sin abrir muy bien los ojos
--Te desmayaste—Me indico
--¡Ah!—Aun me sentía fuera de órbita--¿Enserio?
--Si—Siguió hablando—Eso y yo pensaba que te habías muerto y le dije a mi chofer que se fuera, que me iba a quedar a cuidar de ti, pero como ya reaccionaste no quiero causarle más molestias a la señorita—Declaró
Ante esta respuesta cruel y sin sentido de Tom abrí los ojos de inmediato. Me percaté que su rostro estaba demasiado cerca del mío. Como si quisiese escudriñar mi piel y saber más de mí. Su cercanía ocasionó que mi corazón se desbocara y me subiera rápido la sangre a la cabeza.
--No causas molestias—Le dije—en lo más mínimo. Si quieres puedes comer algo o no sé. Claro a menos que te sea necesario y muy urgente irte.
--No—Sonrió—Soy mi propio jefe, a veces solo debo estar temprano en el hotel. Mañana solo debo ir a una conferencia. No es gran cosa.
--Bueno eso significa que… ¿Te quedarás?—Tenía que saberlo ahora me estaba gustando más de lo normal tenerlo cerca.
--Si, además le dije a mi chofer que se fuera y tu camioneta no me puede dejar en mi hotel—Rio.
--Si puede—Admití—Llegaríamos en unos dos días ¡Pero llegaríamos!—Reí jubilosa
--Eres graciosa cuando no me quieres matar ¿Sabes?
--Ah… bueno… es que así soy yo. Algo… inusual, pero cuéntame algo de ti—Reí Sencillamente
--¿De mí? ¿Qué quieres saber muñeca?—Inquirió.
--Lo que me quieras decir--¿Qué me podía decir? Lo sé todo de el—Creo que en todas tus entrevistas y conferencias quieren saber lo mismo. Dime lo que tú quieras.
--Soy pésimo en eso. Mejor tú pregunta y yo respondo
Caray... me lo sabía todo ¿Qué preguntaría?
--¿Dime... que te molesta más de las cosas que hace tu hermano?--Pregunta estúpida pero no se me ocurría nada.
--A veces es muy impulsivo y cree que todo lo puede hacer solo, me pone de los nervios que haga eso—Contesto relajado
Ah… Pero que interesante... De hecho… no lo era, hasta en mi cabeza era sarcástica conmigo misma.
--¡Oh! Y emm… ¿Qué más te molesta que haga tu hermano?—Otra pregunta estúpida. No sé a ciencia cierta qué demonios pasaba por mi cabeza.
--Mejor tu háblame sobre ti, yo tengo todo eso esparcido por cualquier medio de comunicación, pero de ti, solo se tu nombre
--Oye Jean… --Me interrumpió.
--Dime—Contesté
--Mejor tu háblame sobre ti, yo tengo todo eso esparcido por cualquier medio de comunicación, pero de ti, solo se tu nombre—Me indicó
--Emm… Pues al igual que tú soy mejor respondiendo que hablando de mí, así que tú pregunta—Estaba dándole la oportunidad de que preguntase lo que se le antojara, quizá fue una mala decisión, pero daba igual.
--¿Qué te gusta? no sé, hacer, ver, escuchar--Remarco un poco eso ultimo--Tal vez a un guitarrista, alemán. No sé.
¿Porque me preguntaba eso? Él me encantaba Baba.
--Emm… pues me gusta... de música Tokio hotel no sé si los conozcas—Reí--Emm… música de sonido electro, de todo me gusta...—Comencé a hablar-- Y no se a que te refieras con lo de ver, y hacer y salir. Hago cosas con mi hermana, siempre estamos juntas—Continué--¡Oh! si el guitarrista alemán. Si, si el de… ¿Rammstein no?
--¿¡Rammstein!? ¡¡No hablaras enserio!! , yo toco mejor que el tipo ese y ¡estoy más bueno! ¿Estás bromeando no?
Sabía que insinuarle que alguien es mejor que él sería una bomba y tal como lo había predicho. Paso lo que tenía que pasar. Comenzaría a hablar de él.
--Oh si, si... hablaba del de Cinema Bizarre—Esto sería otro golpe bajo para Tom--Me gusta Rammstein pero ha no hablaba enserio acerca de eso.
--¿Quién es Cinema Bizarro?–Hizo un gesto de extrañeza—No importa. Soy mejor que su guitarrista. ¡Soy mejor que cualquier guitarrista muñeca!—Allí estaba el autentico ego de Tom
--¡Qué no te oiga decir eso mi hermana!—Reí—Ok. Estoy de acuerdo en que eres uno de los mejores guitarristas, realmente sabes lo que haces.
--¿Bueno?—Bostezo—Bueno es poco, soy perfecto preciosa, que te quede claro.
--Ok perfecto—Eché a rodar las pupilas—P E R F E C T O—Le cambie el tema--¿Qué más quieres saber?
--Algo que me ha taladrado la cabeza desde que te conocí—Se puso serio al parecer— ¿Tienes novio muñeca?
Entre en pánico total.
--¿Es muy necesario que lo sepas?—Inquirí
--Lo suficiente—Ahora sí estaba serio— ¿Tienes?
--No—Declaré seria. Esto era parte de un sueño que había tenido hacia tiempo. Que él me preguntase si tenía novio—No tengo.
--¿Me estas gastando alguna broma verdad? ¿Enserio no tienes?—Parecía sorprendido con mi respuesta.
--No hago bromas en cuanto a esto--¿Carajo porque no me creía?—No tengo pareja soy soltera y desde hace mucho.
--Raro—Dijo—Eres muy…muy bonita—Me miro—Y se me hace extraño que no tengas, solo eso.
--Pues... no es raro es normal—Esos ojos con un toque pícaro me decían que él pensaba en algo...mini Tom estaba pensando más que Tom—No tengo novio aunque digas que soy linda y esto ha sido desde hace años.
--Yo tampoco tengo una desde hace mucho tiempo—Se acercó a mí—Una de verdad no.
De inmediato pensé en la maldita de Chantelle Peige esa desgraciada mal nacida, la odio tanto.
--A... pues sí, creo haber oído algo de eso—Haber oído era mentira, me sabia la información de primera mano—Es una lástima ¿no crees?
--Tal vez… No lo creo, todas han sido más que putas baratas—Afirmo—Pero tú me intrigas muñeca.
--Hahahahahaha—Reí jubilosa— ¿Yo?
--Tú—Me señaló.
--No tengo nada interesante—Mierda necesitaba un tanque de oxigeno urgente, estaba nerviosa pero lo ocultaba bien— ¿O qué se te hace interesante de mi?
--Si fueras como las demás, ya hubieses pedido que te folle, me gusta que no lo hagas, me gustan los retos, ¿sabes? Las cosas difíciles—Me lanzó una miradita coqueta.
--Genial—Me daría un infarto allí mismo—Soy… ¿Interesante? Creo que al menos para ti. Valla que logro. Y es obvio, nunca faltan las clásicas rameras que solo buscan sexo.
--¿Porqué eres tan fría conmigo?—Dijo aún serio.
--Por que así soy yo—Comenté tajante.
Al parecer Tom aunque fuese en una mínima parte estaba interesado en mí. O quizá en la dificultad que tenía enfrente de él para conseguir sexo. Nada era seguro con él.
--Me gusta—Comentó guiñándome un ojo—Oye ahora vuelvo, iré a tu cocina. A asaltarla
--Ok.
Tom salió de la habitación dejándome allí sola, dándome tiempo para pensar o quizá para hiperventilar y desmayarme de nuevo.
Esto tenía que ser un sueño. Un sueño bastante hermoso del que no quería despertar. Deseaba compartirlo con mi hermana. Necesitaba contarle todo lo que sentía en este preciso momento.
Tom me grito desde la cocina.
--¿¡Jean! solo tienes comida de dieta?—Grito a todo pulmón.
Maldita sea, había olvidado la comida de Diana.
--No—Grité
Trate de pensar rápido, para resolver el hambre de Tom. De pronto seme vino una idea a la cabeza y de inmediato se la comuniqué a Tom.
--¿Te parece si vamos a comer comida rápida? no sé, algo típico mexicano. ¿Se te antoja?—Le propuse
--Nunca he comido comida mexicana, en México. No suena mal muñeca—Vociferó
Menos mal. Me dije hacia mis adentros. Ahora solo tenía que ir por el dinero para pagar los alimentos de Tom. Que seguramente serian bastantes.
Tome mi cartera y allí dentro había al menos setecientos pesos. Que a mi juicio serian suficientes para el apetito voraz de Tom
Salí del cuarto, baje las escaleras rápido y lo espere en el recibidor.
--¿Ya? O ¿Quieres comida dietética para el camino?—Me mofé
--No—Puso cara de asco— ¿Tú comes eso?-- No... Mi hermana al parecer—Este incidente con Tom seria causa de una discusión con Diana cuando apareciera—En fin vamos por unas quesadillas bien sabrosas aquí en la esquina.
--¿Unas qué?—Rio—Solo he comido burritos y creo que Bill una vez compro tacos, nada mas
--¿Qué?—Puse los ojos en blanco—Tacos… Ricos. Burritos… Rico. ¿Pero que no hayas comido quesadillas? caray urge que las comas son deliciosas—Declaré.
--¿Y qué son?—Inquirió con sumo interés
Abrí la puerta para que Tom saliese de la casa. Camine unos cuantos pasos para darme la vuelta y poder cerrar la puerta.
--Son tortillas con relleno adentro y quizá si te gusta un poco de picante—Le comenté.
Cerré la puerta y me dirigí a Tom.
--Oye Jean—Comenzó a hablar.
--Dime.
--¿Puedo tomármelo como que es una cita?—Me pregunto con esa miradilla picara que solo él sabía hacer.
Este hombre quería causarme un infarto. Esto también era parte de un sueño que había tenido.
--Si claro. Si así lo quieres—Contesté
--Mi hermano me va a matar por no haber llegado a dormir—Rio Jubiloso— ¡Al fin! te dignas a estar conmigo siquiera para comer he muñeca.
--Exacto. Comer—Recalque eso último—Y dime—Comenzamos a caminar por la acera— ¿Por qué Bill te va a matar?
--No le gusta que me quede fuera en las noches—Hizo una mueca—Es muy protector y me has de entender.
--Si... me sucede lo mismo con mi hermana—Solté una risilla—No sé si viste en la cocina un platón con crepas... ella las hizo para que desayunara, pero no—Puse cara de asco—Se molestara y quizá me gritonee. ¡Ah!—Suspire—Pero que fiasco son los hermanos.
--No Bill no es un fiasco. Al menos no totalmente—Se quedo meditabundo—Y bien muñeca que tal si mañana después de terminar lo de tu camioneta, me… ¿muestras la ciudad? me voy dentro de poco y me gustaría conocer aquí.
--Claro—Eso significa: ¡AGENDA CON TOM!--Cuando tú quieras estoy disponible.
Lo hale por un brazo para dar vuelta en la casa de los Portman para llegar a la esquina de las quesadillas de Lupe.
--Me arrancaras mi perfecto brazo—Masculló
--Oh lo siento, pero si no te agarro irías a dar a la esquina de los pandilleros—Le indiqué
--Podría con 20 y sin tener rasguño alguno—Declaró presuntuoso
--Si claro—Le dije con un tono de sarcasmo bastante sano.
--Jean mañana debe quedar listo el asunto de tu coche, después de mañana solo me quedan 2 días aquí—Me cambio el tema abruptamente
--Ok—Admití— ¿Te parece si discutimos eso mientras comemos?
--Si. Dudo aguantar mucho sin tu indiferencia conmigo—Volvió a sonreír—Tal vez cuando regrese te visite
¿Tal vez? Ese “Tal vez” fue un golpe bajo para mi corazón.
--Si,…Si—Conteste con indiferencia.
--Si me das bien tu dirección seguro que lo hago muñeca—Me indico
--Hay un pequeño problema—Dije
--¿Cual?—Inquirió al parecer preocupado—No quieres que yo te visite, ¿cierto?
--Mi hermana y yo vivimos en casas diferentes—Le Dije. No me pondría a decirle que no somos hermanas biológicas—No, no es eso Tom. Tu presencia me es… agradable. Es lo de las casas... yo vivo en una y ella en otra, es un dilema hay veces que nos turnamos una vive un tiempo en una casa con la otra y después a la inversa.
--¿Si no te molesta me pasarías tu dirección?—Me pidió amablemente
--Ok.
Comencé a dictarle la dirección a Tom. Pero el ponía una cara de “¿Qué demonios dice?” que me causaba gracia.
Me miro una vez más con cara de “What?” Y se llevo las manos a los bolsillos
--Toma—Sacó su celular de uno de sus bolsillos traseros y me lo dio—En agenda anótalo que si no se me olvida.
Carajo este teléfono tenía como 30 teclitas que pereza me daba escribir.
--Claro lo anoto—Le sonreí—No es molestia alguna.
Al término de mi repentina labor de secretaria de Tom, le devolví su teléfono móvil.
--Listo—Sonreí una vez más.
--Gracias muñeca—Me guiño uno de sus gatunos ojos
Seguimos caminando por toda la acera hasta llegar a ese lugar tan esperado. La esquina de las quesadillas de Lupe.
Cuando llegamos Tom miro con interés cada uno de los botes donde estaban los guisados para las quesadillas. Parecía que se le antojaba meter el dedo en cada uno de los botes y probar. Me miro con los ojos llenos de alegría y me sonrió, dejándome admirar sus perfectos dientes blancos. No pude evitar devolverle la sonrisa. Él de inmediato se humedeció los labios con la lengua. Se estaba saboreando las quesadillas. Lupe me vio con cara de: “Y este fulano raro que tanto le ve a mi puesto” y me dijo:
--¿Qué vas a querer hija?—Seguía con la mirada clavada en Tom
--Unas cuantas órdenes de quesadillas para comer aquí Lupe—Me reí de ella—Son para mi acompañante y para mí. Y descuida Lupe no huirá con el bote de picadillo.
--Si hija—Miro una vez más feo a Tom—Pero es que el joven se le queda viendo raro al huitlacoche y al picadillo.
--Lupe—La mire seria—No se robara nada.
--Pos’ está bien. Dime de ¿Qué van a ser tus quesadillas?—Miro de reojo a Tom de nuevo—Digo para írtelas haciendo.
--¿Pues que te parece si ocho de cada guisado?—Seguí cada una de las acciones de Tom, no quería que sufriera un golpe con la espátula o peor con una quesadilla—Y Lupe ¿Qué refrescos vendes?
--No vendo refrescos—Miro a Tom una vez más mientras hacia las tortillas en la maquina—Pero ya sabes que Elsa vende hasta tarde.
--Si es verdad. Pero está lejos Lupe. Y no puedo dejar solo a Tom y mucho menos si tú lo quieres matar por tu huitlacoche—Le dije—Así que tendrás que mandar a alguno de tus gorrones a que vallan por dos coca-colas
--Pues nada más que mande al Bonju—Me comentó—Porque no hay nadie más disponible.
--Perfecto—Declaré
Me acerque hasta donde estaba Tom. Era tierno verlo husmeando por allí con los ojos llenos de curiosidad. Y ansioso por probar algo nuevo.
No pude evitar reírme y halarlo por un brazo para que nos sentáramos en los banquitos alrededor del gigantesco comal de Lupe.
Me preocupaba el hecho que Tom se derritiera por el calor, tenia demasiada ropa encima de él y el calor del fuego ocasionaría que su temperatura corporal subiera y que sudara en cantidades estratosféricas.
Me dio pena preguntarle si no tenía calor. Así que me quede calladita esperando a que él me dijese algo.
--Jean—Me llamo mirando hacia la nada—Quiero saber algo.
--¿Qué?
--¿La pasas bien conmigo?—Me miro directo a los ojos.
Antes de que yo siquiera pudiese responder Lupe nos interrumpió con nuestra primera tanda de quesadillas.
Me escudé entregándole su plato a Tom. Así no podría atosigarme con sus preguntas si estaba comiendo.
Además seguramente Lupe le había puesto bastante picante a las quesadillas de Tom, así que su lengua estaría entretenida con fuego en la boca.
Mientras yo tendría tiempo para poder meditar aquella incomoda pregunta. No es que no la pasara bien con él. Era obvio que si, el problema estaba en si se lo decía el quizá podía comenzar a jugar el juego del seductor y yo saldría lastimada. Pero por otro lado yo estaba segura de que Tom no era un player.
No sabía que decidir de verdad. Si me iba por un lado habría una consecuencia, si me iba por otro habría otra quizá mejor o peor. Pero si no me arriesgaba podría arrepentirme en un futuro. Así que debería seguir el lema de estos chicos. “Vive el segundo”
Interrumpí el bocado de Tom y le conteste:
--Si Tom, me la pasó bien—Le sonreí—Contigo
El me sonrió dejándome ver sus dientes una vez más, pero el único cambio que tenía ahora su perfecto rostro era una mancha de salsa en su barbilla. Con mi dedo pulgar le quite aquella mancha y me lleve a la boca ese rastro de salsa.
--Listo—Comenté
--Gracias muñeca—Me guiñó un ojo

No hay comentarios:

Publicar un comentario